Capítulo I

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 Empieza todo bien tranqui,lo descontrolado viene más tarde :P Con esto empezo a escribir Vic,yo después la seguí.

Juegos de seducción:
Sexo, alcohol y Tokio Hotel.

• Introducción:

Eran dos familias: los Kaulitz y los Hudgens. Siempre unidas, y de ellos aprendieron sus pequeños, los gemelos Tom y Bill y, las hermanas Ann y Vic a jamás separarse. Se criaron juntos en todo, se fueron formando lazos de amistad mayores entre ellos pero todos se querían. Cuando solamente tenían 12 años, se enteran que sus padres habían muerto en “un accidente” según lo que decían sus respectivos tíos a los pequeños. Desde ese momento se unieron más que nunca, incluso en los peores momentos... Eso les habían enseñado sus padres… Ahora, con 19 años y los chicos con su banda y ellas con sus estudios, tenían muy poco tiempo para estar juntos, pero jamás dejaron de charlar cuando se encontraban… Ellos estaban cambiando sus sentimientos de amistad a un sentimiento de amor hacia ellas, y viceversa, aunque pensaban que era producto de no hablar tanto que creían “amarse”. Pero no están seguros, el tiempo dirá…

• Capítulo I: El reencuentro.

Había entrado hacia poco en la casa, me disponía a ir hacia las escaleras, y en eso siento la puerta cerrarse con un golpe, no me di vuelta, pero me sobresalté. Seguí mi camino, hasta que me pararon de un grito. Era Bill.
- Eh Vic! Espera! – Me di vuelta. Sonreí
- Que pasa Bill? – Yo continuaba sonriendo, no podía evitarlo en cierto modo, me agradaba su presencia.
- No, nada, simplemente quiero pasar un rato contigo. – Me sonrió tan alegremente que no podía decir que no, pero había pensado morbosamente en invitarlo a dormir conmigo, pero se lo iba a tomar muy enserio.
- Bill… - No quería borrar su sonrisa de su rostro, peeeeero al fin y al cabo acepté. – Esta bien, me ganas aunque no hallas hecho nada mas que sonreír para convencerme – Mientras hablaba su sonrisa se hizo mas grande me invito a sentarme en el sillón junto a el, dejando de lado mi pensamiento morboso del momento
- Y… Mi querida Vic, cómo es que anda su vida? – Dijo bromeando, y mirándome a los ojos, y me quede bastante impresionada ante su mirada, no era la de siempre, era como una mirada que mezclaba la felicidad y el cariño. En eso, me abrazó, como hacia siempre, y me hablo al oído.
- Recuerdas los momentos en que estábamos en Argentina y nos pasábamos horas, días mejor dicho, sin separarnos?
- Imposible olvidar. – Sentí como se le dibujo la sonrisa en el rostro y volvió a hablarme
- Y recuerdas, quizás, ese día, ese lugar, en que la oscuridad era absoluta, y simplemente éramos tu y yo?
Cerré los ojos y sentí como se me calentaba la cara. Sí, me ruborizaba, ese recuerdo era el más hermoso que podía tener junto a Bill.
- Si Bill, no puedo olvidarlo – Y sentí nuevamente sus brazos rodeándome, con más fuerza esta vez.

No quería dejarla, seguí abrazando su pecho y trayéndola más hacia mí. Me remontaba a años antes cuando estábamos todo el tiempo así, era maravilloso. Y volví a hablarle al oído
- Quisieras… Contármelo? No es que no lo recuerde, claro, pero me encanta como tú lo haces. Solo si quieres, nunca te obligaría.
- Sabes lo nerviosa que me pongo al contar eso, más si te tengo cerca.
Suspiró, y yo también lo hice. Sabía que me lo iba a negar, pero no me quería perder la oportunidad de escuchar sus palabras. Ese día, creo, que fue uno de los mejores que viví. Creo que en esa oportunidad teníamos, 12 años u 11 no recuerdo bien, aunque eso es lo de menos. Estábamos en su casa, en Argentina, nunca me separaba de ella, siempre andábamos juntos, y siempre agarrados de la mano, y a veces sus padres nos decían que éramos algo así como novios, siempre nos reíamos porque nosotros no entendíamos esas cosas en ese momento, simplemente nos queríamos como hermanos. Creo que ese momento estábamos jugando los cuatro a algo, no se a que, pero nos teníamos que esconder. Me escondí junto a Vic, que no se separaba ni un instante de mi, ni yo de ella, claro. Era un sitio oscuro, y bastante pequeño, ya que solo había espacio para que yo apoyara mi espalda en la pared y ella se tirara encima mío como abrazándome. Esos segundos no me los olvidare jamás. Era ella, encima de mi pecho con la cara hacia un costado, yo mirándola y abrazándola, ella había levantado su cabeza y me miraba con ternura, y creo que yo también hacia eso. Tomé su rostro, le pregunte si me quería y ella había respondido que si, ella me pregunto lo mismo y también mi respuesta fue afirmativa. Y mirándola a los ojos, acerqué mi cara a la suya, estuvimos así unos cuantos segundos, hasta que me decidí y la besé. Ese fue nuestro primer beso, y también el único, porque volvimos con Tom a Alemania, y hasta hace unos años no las volvimos a ver. Ahora no la quería dejar ir. Sentía en mi interior esas ganas de no dejarla, o de parar el tiempo en ese instante y mantenerme así junto a ella para siempre.
Me había dispuesto a hacer lo mismo que había hecho unos años atrás, agarrar su rostro y besarla; pero la puerta se cerró con estruendo, cerré los ojos con cierta rabia, y miré. Raramente era Tom. Y no lo había notado pero Vic se había desprendido de mis brazos dejándome sentado a su lado, simplemente como alguien más. Me sentí mal por unos segundos. Era horrible cuando me dejaba así, pero entendía, sentía miedo, y yo también.
- Ey Vic! – le dijo sonriendo, y con cierta alegría, claro, para el significaba que Ann estaría, medianamente disponible y podría, pasar ratos con ella.

Ver a Vic con Bill, era algo agradable, pero algo me decía que caía en mal momento. Si, mi hermano me miraba con mala cara, pero no tenia la culpa.
Pregunté por Ann. Hacía tiempo que no la veía.
- Creo que no puede dormir – Dijo Vic, aunque creía que eso se refería más a ella que a su hermana.
- Fíjate en la pieza, a ver si te propone que duermas con ella y tenemos suerte los dos. – Me dijo Bill, guiñándome un ojo, lo que me causo un poco de gracia.
Asentí con la cabeza y me dirigí al cuarto de Ann, no se escuchaba sonido alguno, aun así entré. Estaba pacíficamente dormida, me quede en la puerta mirándola, incité a irme, pero me quedé, es más entré a su cuarto y me senté en el piso a su lado. Y así me quede un rato.
Parecía que había recuperado la conciencia de estar despierta, porque había empezado a sentir una respiración cercana a mi mano. Abrí los ojos para saber para donde estaba mirando, y me encontré con la cara de Tom. Parpadeé un poco para asegurarme de lo que me decían mis ojos era real; y, raramente, era real. Había quedado un poco atónita y se ve que mi cara lo decía, por que Tom se rió.
- Que me miras con esa cara rara!? Soy el cuco que te asustas de verme?  – cerró los ojos y comenzó a largar carcajadas. Cuando paró le sonreí.
- No, definitivamente no creo que seas el cuco, pero no esperaba encontrarte al despertar… Hacía rato que eso no pasaba.
Suspiré, y lo miré a los ojos. Sí, seguía siendo el mismo Tom de siempre, su mirada no cambiaba. Y eso me alegraba.
- Pues, vivimos en la misma casa, que este ocupado no significa que no tenga ganas de molestarte o asustarte, en su defecto. – Me sonrió. Y le devolví la sonrisa. Pero enseguida se borro de mi rostro. Recordé algo. Mi hermana.
- Emm, has visto a Vic, por casualidad? – Parecía que no se esperaba esa pregunta
- Sí – me dijo alegre -, esta abajo, con Bill, los encontré juntos cuando llegué, la verdad no lo esperaba.
- Yo tampoco esperaba que me dijeras eso. – Realmente me parecía raro y a la vez no tanto, antes se la pasaban todo rato juntos, pero como ahora no se ven tanto, todo cambia, claro. Que se yo, los sentimientos son una cosa muy extraña. – Que dices? Bajamos con ellos o nos quedamos aquí sin molestar? Quizás, quieran arreglar cuentas pendientes. – Le guiñé un ojo. Me devolvió una mirada de “Que es lo que querés hacer, loca?” Y finalmente habló
- No, mejor bajamos. No creo que sea el día para dejarlos solos. Quizás mañana.
Asentí y bajamos. Por lo visto era la hora de la cena ya que Vic estaba comiendo algunas sobras. Luego de que bajáramos Tom y yo, nos sentamos todos en la mesa a comer.
A Bill se le había borrado esa mueca de angustia o melancolía que tenia en la cara, y pronto estuvo feliz. Reía y hacía chistes malos junto con Tom, los cuales claro nos causaban bastante gracia. Nos quedamos casi toda la noche recordando cosas vividas todos juntos. Algo había cambiado entre nosotros, y era que volvíamos a ser los pegotes que siempre fuimos con el que más queríamos. O al menos eso parecía.
[...]


1 tokitas:

Anónimo dijo...

Hola....muy buena jaja seguila plissssssssss

NOISE

Tokio Hotel,Music,Tom Kaulitz