Capítulo III.

|
Capítulo III: Un segundo primer paso.



- Creo que escuche llegar un auto. O es que ya escucho cualquier cosa – señaló Bill, mientras nos dirigíamos al garaje.
- Apuesto por lo del auto. Yo también escuche algo – coincidí. Y así era. La Cadillac había vuelto. El motor estaba ya apagado, el interior de la camioneta estaba oscura, pero no lo suficiente como para no darnos cuenta de que sus pasajeros aún no bajaban.
- Ejem, Tom. Esta es la parte en la que bajamos de la camioneta. ¿No te parece? – repuse extrañada.
- Bueno, llevas razón. Pero quería hablar unas cosas antes de ir en busca de Vic y Bill…
- Que vaya a saber uno, qué hicieron todo el día solos – lo interrumpí – ¿Habrá pasado algo interesante? – dije emocionada.
- A eso quería llegar yo. Pero, claro, no se trata de ellos – comentó y me miro interesado, como observando alguna reacción mía.
- Bueno, si antes no entendía por qué continuamos aquí dentro… Ahora, te aseguro, que entiendo menos – esperé alguna respuesta, pero él sólo se limitó a seguir mirándome. – Ya, ¿qué sucede? – musité rindiéndome, y lo vi sonreír.
- Esto… es simple –dijo algo inseguro – O tal vez así lo sea, después de saber tu punto de vista del tema, claro- ahora si estaba tranquilo, debe ser que iba encontrando la forma de explicarme a dónde iba todo.
- Sigo sin entender – le recordé.
-Ya, está bien. Paso a explicarte – tomó aire. Más del necesario creo y continuó – Nuestra relación, supongo que mejora, quiero decir, la de los cuatro. Ya que no estamos mucho tiempo fuera de la casa, ni del país – dijo en tono de broma- Y por lo que recuerdo, habíamos dejado asuntos pendientes, tanto Bill con Vic... y nosotros dos – hizo una pausa, creo que para tomar aire, ya que todo eso lo dijo sin respirar ni una sola vez. 
Claro! Ya entendía todo. Bueno, no es que recién entendiera, pero no creía que pudiera sacar el tema ahora. Aunque debía esperarlo, después de lo que paso en el vestuario esta tarde… No es que me haya olvidado de todo lo que iba a pasar si ellos no se hubieran ido con la banda a la gira en Europa. No habían pasado muchas cosas, pero fuimos amigos desde muy chicos, y a la edad de 12 años, establecimos más amistad con uno que con otro, como es típico. Pero ya habíamos dejado de ser niños y nos veíamos como adolescentes, como hombre y mujer, nada de amiguitos. Y mucho menos como amigos de la infancia, de los que uno se termina desprendiendo y en momentos de la vida los recuerda como eso… amigos de la infancia. Por supuesto que así no era nuestro caso. Nuestra ‘amistad’, por así decirlo, crecía mucho y nuestra relación a medida que madurábamos, iba prometiendo más. Y este era el momento para recuperar el tiempo perdido y cumplir todo lo que nos habíamos prometido.
Recordando todo se me escapo una sonrisa, algo que le dio seguridad a Tom. Yo sonreí de nuevo, él hizo lo mismo y suponía que eso repuso una respuesta a todo, como diciéndonos: NO OLVIDE NADA. Y SI, ADELANTE, REVIVAMOS EL AYER.EEEH :D. Y acto seguido, se me fue acercando y cada vez más. Tanto que ya podía sentir su respiración acelerada en mi cara, y no dudo que el sentía la mía. Cualquier persona que me hubiera sentido respirar en ese momento pensaría que me estaba por dar un ataque de algo. Pero él no noto eso, y siguió acercando nuestros rostros, ya a pocos centímetros de lo que deseábamos. 

[...]

NOISE

Tokio Hotel,Music,Tom Kaulitz